Los asesinatos de Enrique Líster (Jesús Liste Forján)
Cuando califiqué de asesino al comunista Enrique Líster, comandante de la XI División del Frente Popular: El chantaje de la izquierda. Las falsedades de la Guerra Civil española. Madrid, 2004, p. 44, algunos se indignaron y se indignan ante esa afirmación; pero fue el mismo Líster quien hasta el último día de su vida se ufanó y justificó sus asesinatos como la cosa más normal del mundo.
Lo
primero que hay que recordar es que Líster tenía su cuartel general en Madrid
en la calle Lista números 25 y 29, y su checa Lista 29, en donde se interrogó,
torturó y se llevó a cabo más de 70 asesinatos registrados por la Causa
General: Causa
General, Madrid, 1943, p. 86.
Entre
los muchos asesinatos de Líster están los ocurridos el 19 de mayo de 1937 en
Mora de Toledo, cuando asumiendo el mando sin orden de sus superiores se tomó
la justicia por su mano.
Los
anarquistas le acusarían de asesinar a “más de sesenta trabajadores”: CNT, 29 de mayo de 1937, p. 4;
pero sólo se conoce con nombres y apellidos el de 21 personas asesinadas por
motivos políticos y religiosos, y también la ejecución de unos milicianos cuyo
número se desconoce.
Dice
Líster: “El 19 llegamos a Mora de vuelta del frente y acantonamos las fuerzas
en los alrededores, controlando así las salidas o entradas en el pueblo”, y
después publicó “un Bando por el que se ordenaba a todos los militares
presentarse en la Comandancia en un plazo de varias horas. Una parte se
presentó y fueron enviados a sus unidades en primera línea, otros por el
contrario, intentaron escapar (…) pero todos ellos fueron detenidos”: Enrique Líster. Nuestra
guerra. París, 1966, p. 126. Esos milicianos que intentaron escapar
junto con otros detenidos pertenecían a la XLVI Brigada Mixta y se cree que
fueron ejecutados. También ordenó el asesinato de 20 personas, y el día 25
antes de su partida fusiló al ex comunista y militante anarquista Francisco
González Moreno.
“Pasaremos,
órgano de la 11ª división. Num. 28 de 5 de junio de 1937”, hace una relación de
los 21 asesinados a los que denomina “desaparecidos”, y del anarquista
Francisco González Moreno, otro “desaparecido”, afirma que era un “chulo y
matón, dicho elemento le detuvieron en el pueblo unos milicianos que se
desconoce a qué Brigada pertenecían, y desde entonces se ignora su paradero, 29
de mayo de 1937”
De
entre esos 21 “desaparecidos” que Líster ordenó asesinar y cuyos delitos según
él “eran numerosos, graves, y en algunos casos monstruosos”: Nuestra lucha, p. 126,
figuraban cinco mujeres, las hermanas María de los Dolores y María del Carmen
Cano Sobreroca, “propagandistas descaradas y activas de Acción Católica”, así
sentenciaba Pasaremos (5-6-1937). Otras tres hermanas más, Cándida, Carmen y
Edmunda López-Romero Gómez del Pulgar, y que según Pasaremos (5-6-1937),
estaban “afiliadas a Acción Católica y Acción Popular. Eran las tres las
cabezas dirigentes de la reacción”. En realidad Cándida no era de Acción
Católica sino monja teresiana, que se hizo pasar por su hermana casada que
tenía hijos pequeños.
De
esas mujeres asesinadas Antonio Montero Moreno escribe lo siguiente:
“Posteriormente, entrando ya el año 40, pudo averiguarse que todos ellos habían
sido asesinados en las inmediaciones de la fábrica de harinas y sepultados en
una zanja abierta al efecto en pleno campo. Lo más grave del caso es que, según
acredita la exhumación de los cadáveres, las víctimas sufrieron horribles
mutilaciones, probablemente antes de morir. En los restos de la madre Cándida
apreciaron sus familiares que tenía el cráneo hundido, posiblemente por un
golpe de hacha; la mano derecha separada del brazo y cortado uno de los pies”.
Y
más adelante añade Antonio Montero Moreno: “En aquel grupo figuraban, asimismo,
las hermanas Dolores y María del Carmen Cano Sobrerroca, dos jóvenes de Acción
Católica, que dejaron tras sí un ejemplarísimo historial apostólico. También
sobre sus cadáveres se han apreciado amputaciones de la mano derecha y señales
de haber sido muertas a puñaladas” :Historia
de la persecución religiosa en España 1936-1939. Madrid, 1961, pp. 524 y 525.
Y también, “Cándida López Romero” y “Carmen Cano Sobreroca” en www.persecuciónreligiosa.es.
Preguntado
en una entrevista en el año 1977, Enrique Líster respondió sobre aquellos
asesinatos: “Luego me acusaron de que yo había fusilado y tal y cual; y yo he
respondido que sí, que yo he fusilado, y que estoy dispuesto a hacerlo cuantas
veces haga falta. Porque yo no hago la guerra para proteger a bandidos ni para
explotar a los campesinos; yo hago la guerra para que el pueblo tenga la
libertad”: Triunfo,
19 de noviembre de 1977, p. 41. Enrique Líster: las trincheras de la guerra.
El
italiano de las Brigadas Internacionales Carlo Penchienati, que fue comandante
de la Brigada Garibaldi y que acompañó a las tropas del Frente Popular en su
retirada a la frontera francesa, acusó a Enrique Líster del asesinato de 24
personas del hospital militar de Bañolas. El hecho ocurrió en la madrugada del
7 de febrero de 1939, cuando Líster en retirada con sus tropas y heridos ordenó
la evacuación del hospital de Bañolas, obligando al personal sanitario a
acompañarles, y nada más pasar Figueras, en Vilasacra fueron asesinados. De
esos 24 asesinados tres eran enfermeras, y una de ellas era Gerti de Gimeno
ciudadana austriaca y esposa del director del hospital, asesinada por el
ayudante de Líster: Carlo
Penchienati. I giustiziati accusano. Brigate Internazionali in Spagna. Roma,
1965, pp. 173 y 174.
Además
de este hecho también se ha constatado que en su retirada hacia la frontera
francesa, las tropas de Líster muy probablemente habían cometido asesinatos en
poblaciones como “Vallès, Terrassa, Palau de Plegamans, les Franqueses,
Cardeden, Arbúcies, etc”: Josep
M. Solè i Sabatè . Joan Villarroya i Font. La repressió a la reraguarda de
Catalunya. Barcelona, 1989, vol. I, pp. 323, 330 a 332.
El
periodista y comunicador Julián Lago siempre fue una persona muy singular, y
creo recordar que fue a finales de los 80 o principios de los 90 cuando relató
en televisión una anécdota sobre Enrique Líster, y que al final terminaba
diciendo de él: “Esa era la catadura moral del personaje”. La anécdota la
recogió en el libro que escribió un año antes de morir, y es como sigue:
A
Julián Lago le pareció una buena idea reunir en una comida a dos personajes de
la Guerra Civil, al general Prieto por parte de los nacionales y a Líster por
el Frente Popular. Durante la comida Líster quiso ser gracioso y contó lo
siguiente:
“-
Un día unos milicianos se acercaron para decirme: “Camarada comandante, hay
entre nosotros un sacerdote que quiere decirnos misa”. A lo que yo contesté a
los milicianos: “Pues que la diga”.
_
¿Y lo autorizaste, general? –Prieto de vez en cuando daba tratamiento de
general a Líster, quien en aquel momento disfrutaba de una fabada que había
pedido y cuyo caldo dibujaba de pimentón las comisuras de sus reventones
labios.
-
Claro, claro, autoricé al curilla aquel a que dijera misa.
-
Y luego le mandaste fusilar.
-
Por supuesto.
Se
produjo entonces un cruce de miradas que hablaban sin hablar entre el general
Prieto y el payaso y en medio del ruido de fondo del trasiego del mesón de
Fuencarral se hizo un silencio, roto de nuevo por Líster.
-
¿Cómo iba yo a tolerar que en el Quinto Regimiento hubiera un cura que nos
dijera misa?”: Julián
Lago. Un hombre solo. Barcelona, 2008, p. 129.
Ángel
Manuel González Fernández, diciembre de 2009.
Comentarios
Publicar un comentario